El
paredón moral
Mario Pita. El
Nuevo Herald, 3 de septiembre de 2004.
El paredón de fusilamiento como instrumento
de venganza y de terror es una realidad de la
historia y el presente de Cuba.
Hay otra forma de control que pudiera llamarse
''el paredón moral'' y que consiste en
''asesinar'' las iniciativas, opiniones y divergencias
de los que no estén de acuerdo con la línea
oficial del régimen.
Castro y todos los sistemas de opresión
de un pueblo, como el fascista y el comunista,
han utilizado esta arma para callar a los que
opinan en forma distinta y piden el debate de
las ideas en igualdad de condiciones.
El elemento esencial en esta forma de suprimir
la disidencia es el establecimiento de una ''verdad''
absoluta por parte de los que mandan. Esa ''verdad''
se repite a diario por los medios de comunicación
al servicio del sistema y se convierte en dogma
que debe ser creído por todos y cuestionado
por nadie.
Los que no están de acuerdo con la verdad
establecida son enemigos de la revolución
y la patria y deben ser tratados con desprecio
y rechazados por todos. El propósito no
es solamente callar la voz disidente, sino dividir
al pueblo, lo que hace más fácil
su manipulación y control.
Recientemente, no en Cuba, sino aquí en
Miami, fui objeto de la práctica del paredón
moral.
Un señor que con gran orgullo dijo haber
llegado de Cuba ''antes del 80'' la emprendió
contra mí y todos los que se oponen a las
medidas de Bush ''para liberar a Cuba''. El que
no apoye esas medidas porque opina que dividen
cruelmente a la familia cubana es comunista y
"debe irse para Cuba''.
El hombre de la historia estaba usando las mismas
armas de Castro para atacar a los que no pensaban
como Bush y su corte de servidores en Miami. Por
el hecho de haber llegado ''antes del 80'' el
señor se consideraba parte de un grupo
diferente y superior de cubanos. Esta actitud
es típica de lo que predican políticos
republicanos. Ellos han creado un dogma que debe
ser creído por todos y cuestionado por
nadie.
Ellos no se dan cuenta de que, si bien la liberación
de Cuba es una meta que todos compartimos, es
legítimo cuestionar los métodos
para lograrla.
La administración del presidente George
Bush, con el apoyo incondicional de los congresistas
Mario y Lincoln Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen,
aprobó medidas que limitan las transferencias
y los viajes a Cuba para mostrar a los cubanos
''que vinieron antes del 80'' (los que más
tienden a votar y son abrumadoramente partidarios
de Bush) que ellos tienen mano dura con Castro.
El tratar de ganar votos de un grupo es parte
del proceso democrático. El problema está
en las tácticas divisionistas y acusaciones
temerarias a los que opinan diferente, propagadas
por los medios de comunicación al servicio
del Partido Republicano.
Es doloroso que después de tanto sufrimiento,
sacrificio y lucha tengamos que reconocer la existencia
del paredón moral como una práctica
de nuestros dirigentes políticos y el sector
dominante del exilio cubano.
La solución empieza con cambiar a estos
dirigentes con nuestro voto en noviembre.
Miembro de la Agencia para el Desarrollo Internacional
por 25 años y miembro fundador de Cubanos-Americanos
por el Cambio.
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